Tratamiento osteopático en pacientes mayores. Osteopatía sin ajustes.

Esta semana atendí a V., mujer de 82 años, vecina mía. Llegó desesperada. Hace cuatro años sufrió un accidente al subirse al autobús, se resbaló y cayó apoyando la mano derecha. Su musculatura, sus ligamentos y tendones no aguantaron el impacto y no pudieron proteger su hombro derecho. La lesión, luxación del hombro fue tratada con inmovilización en cabestrillo, fisioterapia y rehabilitación. Desde entonces su estado de salud se ha degradado mucho. Curiosamente el motivo de la consulta no era por su hombro, ni los problemas gástricos de los que padece desde el accidente sino porque lleva tiempo con un dolor en el pie derecho que le impide moverse y desplazarse y la despierta en plena noche. Le hicieron radiografías del pie y no hay nada.Para localizar el dolor masajeé suavemente la zona: en la cara dorsal del quinto metatarsiano (hueso que sobresale un poco al tacto en la parte externa del empeine) que se articula con el cuboides (hueso palpable en la planta del pie cerca del talón) y donde se inserta el tendón del músculo peroneo anterior (músculo de la pierna situado por delante). No había nada especial a parte del dolor insoportable que le causaba pasar sobre este punto, cuando de repente se tuvo que incorporar en la camilla por un dolor agudo en la articulación sacro ilíaca del mismo lado (parte trasera de la pelvis). Empecé a ver más claro lo que estaba pasando. Hice unas preguntas: si era la primera que le daba este dolor en la espalda, si le molestaba la cadera, la rodilla, si tenía “rampas” en la pantorrilla. A todo contestó que sí.Cuadro de lo que llamamos en osteopatía lesión descendente de las cadenas musculares. Pseudo-ciática, tensión muscular que comprime el nervio ciático y presenta sintomatología de una ciática. En este caso reflejo en el pie. No es de extrañar que las radiografías del pie no revelaran nada.Seguí con un masaje de los músculos de la pierna insistiendo sobre el peroneo anterior, movilicé la rótula, liberé el ganglio linfático situado en la curva de la rodilla y seguí subiendo hasta la cadera. Trabajé la rodilla con suaves flexiones y extensiones, ligeras tracciones de la tibia y del peroné. Todos los músculos del muslo también estaban tensos. A continuación realicé circunducciones de cadera de poca amplitud. Volví al pie movilizando con suavidad las articulaciones metatarsianas (empeine) entre sí, y con el resto de los huesos del pie. Luego en decúbito supino (boca abajo) traté la zona de los glúteos, caderas en ambos lado, pequeñas movilizaciones del sacro (hueso del trasero en forma de triangulo situado entre las caderas) y de ambas articulaciones sacro iliacas. Para terminar algunas movilizaciones del cuboides y de las otras cuñas (huesos del tarso). Volví a tocar la zona tan dolorosa del principio y V. no reaccionó. No notaba nada.Paré la sesión a pesar de no haber reequilibrado el resto de cuerpo, por la edad de V. prefiero tratarla con sesiones cortas e ir poco a poco evitando reacciones posteriores fuertes teniendo en cuenta que todo tratamiento tiene un impacto sobre la totalidad del cuerpo. Le ayudé a incorporarse. Se sentía aliviada. Le señalé que había que repetir lasesión en dos semanas para ayudar al cuerpo a salir del esquema de compensaciónactual.En la próxima sesión en función de la evolución de V. trataré la zona lumbar y asísucesivamente hasta liberar las adherencias en su hombro derecho. Esta vez elijo seguirel camino inverso de la lesión (desde del síntoma hacia la lesión primariadesencadenante) para dar tiempo al cerebro y al sistema nervioso de V. de acoplarse altratamiento.

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