Osteopatía: Cuando una tortícolis esconde una lesión sorda del hombro
Hace poco, se me presentó un caso muy común de dolor de cuello agudo: una tortícolis. Un paciente llegó con mucho dolor en la zona cervical, que le impedía además girar y mover la cabeza y con una posición extraña de la barbilla. Parecía "Robocop" en su mejor versión.El examen de su cuello y espalda confirmaron en un minuto mi primera impresión Fuerte contractura de los músculos del cuello, tensión exagerada de la zona dorsal. Bloqueo de dos vértebras cervicales y de una dorsal.Al empezar el tratamiento con masaje suave de la parte alta de la espalda, cuello y hombros, con el objetivo de relajar tanto la musculatura implicada directa y indirectamente en el dolor como el sistema nervioso, el paciente me dijo de repente: “Maga, me estás matando cuando me tocas el hombro izquierdo.”Como bien saben algunos, me encanta “torturar” con mis deditos hurgando donde duele. Así que disminuí ligeramente la intensidad del masaje en su hombro izquierdo para que fuese soportable para el paciente. Cuando el estado muscular recobró un poco de flexibilidad y hubo menos dolor, empecé el tratamiento del hombro implicado y del resto del brazo, movilizándolo en todas la direcciones anatómicas posibles. Con este trabajo, la contractura exagerada del cuello acabó cediendo.Dediqué el resto de la sesión a reajustar la columna vertebral. El paciente se levantó un poco aliviado y le expliqué que encontraría verdadera mejoría en dos días. Desde mi punto de vista, una sesión más era necesaria y le propuse dentro de dos semanas. En efecto, después de darle un empujón al cuerpo indicándole como salir del lio en que se ha metido, me gusta dejar que él mismo haga los cambios para reequilibrase. La segunda sesión se dedicó a liberar por completo el hombro.El enfoque de la osteopatía es no fiarnos de los síntomas agudos y muy “ruidosos”. Los tratamos ya que al prolongar el dolor es nocivo para la integridad del organismo y los escuchamos puesto que nos avisan de que algo se está preparando. Son una alarma muy útil para prevenir posibles problemas futuros y/o impedir que lesiones ya instaladas vayan a más. El caso de hoy encubría una lesión de hombro no muy avanzada pero que podría haber sido muy limitante en unos meses.Así que la próxima vez que te aceche un dolor agudo, no te asustes. No intentes taparlo con medicación. Hazle caso, que viene a avisarte, no a castigarte.