Tratamiento osteopático aplicado al tenis

Hace años trabajé en una academia de tenis ya desaparecida. Trataba tanto a profesionales como a jóvenes que querían serlo. Siempre que podía llegaba un poco antes de la hora para ver cómo estaban los chicos en la pista y hablar con los entrenadores de las necesidades y prioridades de cada uno.Hoy en día algunos de los entrenadores siguen mandándome algún tenista para acelerar la recuperación, aliviar la sobrecarga ocasionada por muchas horas en la pista y para la prevención de lesiónes.Llevo siguiendo desde hace un año a un futuro tenista pro de 18 años. Con él hacemos mantenimiento, descarga y prevención ya que no deja pasar nunca más de 3 semanas entre sesiones. Algunas veces viene para piernas, otras para espalda pero esta semana venía con molestia en el hombro que no mejoraba ni con aplicación de hielo ni con los autoestiramientos que le enseñe nada más llegar a mi consulta.Antes de empezar una sesión siempre me tomo un tiempo para ver en qué estado mental está la persona y esta vez mi paciente habitualmente sonriente estaba preocupado y más bien triste. El dolor suele tener estos efectos negativos sobre nuestro estado de ánimo.A pesar de la especificidad de la consulta dediqué 5 minutos a repasar el estado general de su columna vertebral, pelvis, espalda y cuello, circulación y elasticidad de las piernas y estado de los tejidos del tronco tanto en la parte anterior como posterior. Observé algunas restricciones en la zona dorsal alta y una reducción de movilidad del omoplato derecho.A partir de allí empecé por el hombro y el brazo aplicando masaje para reducir las contracturas y devolver elasticidad, alternando con movilizaciones del hombro, codo y muñeca. Desbloqueé el codo. Pasé tiempo sobre el pectoral y ECM y trabajé sobre su clavícula. Luego pasé un largo tiempo sobre la musculatura alrededor de la escápula (trapecio, romboides, redondo, infra y supra espinosos…) y para vertebrales. También tuve que tratar el resto de la espalda ya que la restricción del movimiento en el hombro había empezado a provocar adaptación del resto de la estructura para evitar más dolor y compensar la pérdida de estabilidad y fuerza en dicha articulación.Después del masaje realicé estiramientos y movilizaciones específicas de la espalada y del hombro y J empezaba a recobrar la sonrisa.Acabé con ajustes osteopáticos y comprobando como había respondido el resto del cuerpo.Concluimos la sesión acordando que este día no se entrenaba, que era necesario comprobar la tensión del cordaje, el peso añadido a la raqueta y que con su entrenador debían rectificar algo de la técnica del saque además de seguir con los estiramientos generales y específicos y aplicar hielo después de cada entrenamiento.Al salir J ya no estaba en la espiral de negatividad con la que había entrado sintiendo ligerezaen su hombro y con ganas de volver a la pista al día siguiente, y como no, regalándome su mejor sonrisa desde su metro noventa y dos de altura.

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