Contractura Muscular II
Como lo prometí al final del post de la semana pasada, hoy sigo con el tema de las contracturas: sus posibles causas y las alternativas para aliviarlas.Las contracturas surgen, en primer lugar, cuando en alguna parte del cuerpo la musculatura está debilitada, por la razón que sea: sedentarismo, post operatorio, inmovilidad obligada etc. En estas condiciones, cualquier gesto un poco más exigente (sobrecarga) que lo que el grupo muscular concreto está acostumbrado a realizar, puede provocar la aparición de las mismas. Este tipo de contracturas aparece también en personas en forma, cuando sobrepasan sus posibilidades. Ejemplo: alguien acostumbrado a caminar todos los días, a 5 Km por hora durante una hora que un día decidiera competir en una carrera de marcha de 15 km. El esfuerzo requerido sería superior a lo que puede rendir dicha persona.La segunda causa, y eso nos afecta a todos, el proceso de envejecimiento, ya que cada día nuestros músculos pierden elasticidad y nuestras articulaciones flexibilidad. O no has oído a tu madre decirte: “¡Antes esto no me pasaba!”El estrés, como no, aparece en este tercer punto. Y no es de extrañar si recordamos que la contractura aparece como mecanismo preventivo. El dolor llega entonces para avisar a una persona constantemente en tensión, que necesita una tregua.La mala higiene postural es la cuarta causa. Personas con actividades que requieren mantener posturas “antinaturales” durante horas, sentados, delante de un ordenador por ejemplo acabaran con contracturas en la espalda.Las contracturas son habituales en deportistas y cuanto más intensidad, coordinación, fuerza, potencia y/o agilidad requiera el deporte más probabilidad de tener contracturas habrá. En el caso de los deportistas de elite, se acentúa más, por el aspecto competitivo.Cual sea la razón por la que tienes contracturas es posible reducir la molestia que conlleva fácilmente.Lo primero es evitar repetir el gesto o actividad que te ha lesionado. Si no puedes, plantéate modificar el gesto, mejorar la postura, la técnica, descansar de vez en cuando intercalando estiramientos etc. Y muchas veces, el reposo es un gran aliado. Compruebe también tus horas de sueño, alimentación y todos los consejos que te he ido dando para reducir el estrés.Puedes aplicar calor seco sobre la zona dolorida, con una manta eléctrica por ejemplo, durante no más de 20 minutos, repitiendo la operación si sientes mejora. Si tienes acceso a un spa, prueba alternar baños calientes y baños fríos para aumentar la llegada masiva de sangre a la zona dolorida.Pero francamente y por experiencia en mi propio cuerpo, el método más eficaz es el masaje terapéutico. Ponte en mano de un experto y disfruta sintiendo como se “derritan” las contracturas bajo sus dedos. Y de paso, llévate a casa una sensación de bienestar y relajación bien merecida.